Piensa en un museo. ¿Qué te imaginas encontrar? ¿Quizá un lugar que alberga en su interior obras de arte? Piensa ahora en Andalucía. ¿Qué te viene a la mente? ¿Quizá imponentes monumentos como la Alhambra de Granada, la Mezquita de Córdoba o sus catedrales? Todo eso es correcto, pero hoy te presentamos cuatro espacios que rompen con esa imagen y van más allá. Son museos cuya primera obra de arte es su exterior. Hablamos de su arquitectura, contrapunto de los monumentos más clásicos de la región. Son la cara de la Andalucía más moderna.
Setas de Sevilla
Su nombre se debe a sus curiosas formas. La tradicional plaza de la Encarnación alberga ni más ni menos que la estructura de madera más grande del mundo, diseñada por Jürgen Mayer. Un amplio espacio en el que puedes encontrar un museo arqueológico, locales de restauración o un espectacular mirador a casi 30 metros de altura. Buenas vistas aseguradas.
Centre Pompidou de Málaga
La revolución cultural que ha experimentado la ciudad de Málaga se nota enseguida paseando por sus calles y viendo sus nuevos museos. Entre ellos, el Centre Pompidou, cuyo famoso Cubo de colores de Daniel Buren atrae la atención de todos. En su interior, encontrarás obras de arte selectas de los siglos XX y XXI.
Centro de Interpretación de Medina Azahara en Córdoba
Diseño minimalista, empleo de colores como el blanco y el rojo o estructura interior que recuerda al urbanismo islámico son algunas de las características de este moderno edificio que tan bien combina con el impresionante yacimiento arqueológico de la que fuera la “Ciudad brillante” y capital del Califato. Los arquitectos incluyen otro guiño: gran parte esta soterrado para que el visitante descubra Medina Azahara como lo hacen los arqueólogos, trabajando sobre lo enterrado.
Caixaforum Sevilla
De primeras, sorprende su ubicación a los pies de la torre más alta de la ciudad. El centro en sí es de apariencia sencilla pero un edificio innovador con mucho reconocimiento internacional gracias a su adaptación al espacio y al aprovechamiento de la luz. Lo hace como si fuera una planta, que se extiende bajo tierra y emerge en la superficie sólo para mostrar la flor.